Las tropas sirias continuaron su imparable avance en la norteña región de Idleb, el último gran bastión rebelde del país.
La advertencia del mandatario Recep Tayyip Erdogan y los nuevos avances del Ejército sirio en Idleb llegaron dos días después de que varios soldados de ambas partes murieran en inusuales enfrentamientos directos dentro de esa zona del norte de Siria donde Turquía tiene fuerzas militares desde hace tres años.
También este miércoles, la ONU elevó a casi 600.000 la cifra de personas que tuvieron que abandonar sus hogares en Idleb en los dos últimos meses por los combates.
Desde diciembre, el gobierno del presidente sirio, Bashar Al Assad, ha conquistado decenas de localidades en Idleb, una región fronteriza con Turquía que es el último gran bastión de los rebeldes alzados en armas contra Damasco desde 2011 y que abarca la provincia del mismo nombre y parte de las provincias vecinas de Alepo y Hama.
El Ejército turco, que apoya a algunos de esos grupos rebeldes, entre ellos la ex filial siria de la red Al Qaeda, posee una docena de puestos de observación en la provincia de Idleb, que limita con el suroeste de Turquía.
«Si el régimen (sirio) no se retira a zonas detrás de los puestos de observación, Turquía se verá forzada a tomar el asunto en sus manos», dijo Erdogan en Ankara, y agregó que dos de los puestos han quedado ahora detrás de las líneas del frente militar sirio.
Los puestos de observación fueron establecidos como parte de un acuerdo alcanzado en 2018 con Rusia, el principal aliado militar de Siria, para supervisar un alto el fuego que desde entonces ha colapsado.
Erdogan dijo que que anoche reiteró por teléfono a su homólogo ruso, Vladimir Putin, que el Ejército sirio debe respetar los acuerdos y replegarse, informó la cadena CNN.
El lunes se produjo una escalda de la tensión por un ataque del Ejército sirio en Idleb en el que murieron siete soldados y un civil turco que trabajaba como traductor para las fuerzas de Turquía.
Si el régimen (sirio) no se retira a zonas detrás de los puestos de observación, Turquía se verá forzada a tomar el asunto en sus manos”
RECEP TAYYIP ERDOGAN
Ankara respondió con ataques de artillería contra las fuerzas de Damasco, y la ONG Observatorio Sirio de Derechos Humanos, afín a la oposición siria, dijo que en esos bombardeos turcos murieron 13 soldados sirios.
Esta semana, fuerzas sirias que avanzan hacia el Norte cubiertas por ataques aéreos alcanzaron zonas que estaban bajo control total de los insurgentes desde hacía ocho años, casi desde el inicio de la revuelta que degeneró en la guerra que asuela a Siria.
La agencia de noticias estatal siria SANA informó que el Ejército capturó varias zonas al este de la ciudad de Idleb, capital de la provincia, en su camino hacia la urbe estratégica de Saraqeb.
El Observatorio dijo que en las últimas semanas, el Ejército sirio capturó más de 60 localidades y poblados en su intento por reabrir una ruta que va desde la capital, Damasco, a la norteña ciudad de Alepo.
Los rebeldes mantiene cerrada la ruta en Idleb desde 2012, y Saraqeb es la última gran ciudad bajo control insurgente en el camino a Alepo, la ciudad más grande de Siria.
Los combates han forzado a más de medio millón de personas a abandonar sus hogares y desplazarse hacia zonas más seguras cerca de la frontera turca.
«La situación continúa deteriorándose minuto a minuto», dijo un vocero de la Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA).
«Desde el 1 de diciembre, más de 586.000 personas se han desplazado y la gran mayoría, más del 80 %, son mujeres y niños», agregó el portavoz, David Swanson, en declaraciones a la agencia de noticias EFE.
La presencia militar turca en Siria comenzó a fines de 2017 con un despliegue de fuerzas destinado a alejar de la frontera a combatientes kurdo-sirios a los que Ankara considera «terroristas» por sus vínculos con la insurgencia separatista kurda de Turquía.
Aunque Turquía no mantiene contacto directo con el gobierno de al Assad, lleva tres años negociando -con mediación rusa- sobre el destino de Idleb.