Ya son 32 las personas que perdieron la vida por el siniestro que consume el país desde septiembre.
Tres bomberos estadounidenses murieron este jueves cuando se estrelló su avión en el sureste de Australia, en un día marcado por nuevas alertas a raíz de las altas temperaturas y fuertes vientos.
Las autoridades perdieron el contacto con la aeronave, un C-130 Hercules, mientras sobrevolaba el área de Snowy Monaro, durante las operaciones contra los fuegos.
Confirmaron poco después que el avión se había estrellado a unos 120 km al sur de Canberra y que no había sobrevivientes.
Se ignoran aún las causas de este accidente, pero el jefe de bomberos de las zonas rurales de Nueva Gales del Sur, Shane Fitzsimmons, mencionó poco antes que las condiciones de trabajo para estos aviones eran «muy difíciles» debido al viento.
Los tres bomberos estadounidenses tenían mucha experiencia en este tipo de situaciones y trabajaban para la compañía canadiense Coulson Aviation, contratada para ayudar a Australia en su lucha contra los incendios.
El ministro australiano de los Servicios de emergencia, David Littleproud, consideró que la tragedia ilustra «los peligros» a los que los bomberos están dispuestos a hacer frente para proteger a la población.
Las autoridades anunciaron que las banderas ondearían a media asta el viernes en Nueva Gales del Sur en homenaje a estos tres bomberos.
«Afligida por la pérdida de tres bomberos internacionales en un trágico accidente hoy en NSW (Nueva Gales del Sur). Nuestros corazones están con sus seres queridos. Estaban ayudando a Australia, lejos de sus hogares, la personificación de la amistad que se extiende a lo largo del mundo», dijo en Twitter la ministra australiana de Exteriores, Marise Paine.
En Nueva Gales del Sur aún arden 84 focos, de los cuales 40 permanecen fuera de control y «la temporada de incendios no terminará hasta finales de marzo«, advirtió Fitzsimmons.