La instrucción que le dio el presidente Alberto Fernández al titular del Banco Central (BCRA), Miguel Pesce, se convirtió en realidad. El directorio de esa entidad aprobó una norma que fija un tope del 55% a las tasas que los bancos le pueden cobrar a los clientes que financien compras realizadas en pesos con sus tarjetas de crédito.
Además, dispuso congelar por 180 días las comisiones o cargos que cobran por los diferentes servicios, tras comprobar que las entidades habían vuelto a enviar en las últimas semanas avisos a sus clientes anunciando nuevos incrementos que comenzarían a regir desde marzo.
Ambas decisiones confirman que el Gobierno apuesta a que el comienzo del año económico, como se suele considerar al mes de marzo, llegue con reglas que predispongan a la gente a gastar, para poner en marcha el consumo y dar estímulo al ciclo económico.
En tanto, en la misma reunión de directorio, el Central una nueva baja del límite inferior de la tasa de interés de las Leliq de 4 puntos, pasando de 44% a 40% en términos nominales anuales. Con esta reducción, la tasa de referencia en términos efectivos se ubica en 48,3% anual. “La decisión fue adoptada en base a la desaceleración registrada en la tasa de inflación y las perspectivas de continuidad de dicha tendencia”, dice la entidad en un comunicado.
Con todo, la decisión de avanzar en un tope a la tasa de tarjetas estuvo directamente relacionada con el pedido presidencial. Y fue mencionada ayer en una reunión que los representantes de los bancos mantuvieron con Pesce, quien los conminó a que le giren en cuestión de horas una propuesta o se resignen a que se dispongan topes por norma. Incluso le aclaró a uno de los banqueros que esa decisión podría precipitarse en la reunión de directorio adelantada para hoy por el viaje que el presidente del BCRA hará al G-20, que celebrará reuniones en Arabia este fin de semana.
La apuesta oficial es que en marzo, un mes de aumento sensible en los gastos (algo relacionado con el comienzo del ciclo lectivo), las familias tengan la posibilidad de financiar parte de esos consumos a menor costo, un aliciente con el que -confían- se animen a gastar.
El malestar del Presidente está relacionado con cartas y reclamos personales que recibió al respecto, acompañados de fotos de los resúmenes donde aparece el elevado interés que los bancos cobran por financiar consumos en pesos realizados con tarjetas de crédito. Se trata de tasas que bajaron muy tenuemente en los últimos dos meses, mientras el resto de las tasas pasivas (que se pagan por los ahorros) y activas (en especial por préstamos a empresas) cayeron marcadamente siguiendo o hasta ampliado la reducción del 63% al 44% que tuvo el tipo de interés de referencia para la economía.
De hecho, van del 70% al 260% anual (en el caso de financiaciones que dan las cadenas o supermercados a través de los plásticos que emiten) y del 110% al 140% en los bancos privados con grandes carteras.
Una idea fija
Según se pudo establecer por consultas con fuentes oficiales y privadas, el reclamo al respecto se coló a poco de comenzar la reunión de ayer. Y se reiteró incluso cuando los bancos sostuvieron que parte del costo de ese tipo de financiamiento deriva de lo que les cuesta sostener los programas oficiales de estímulo al consumo Ahora 12 y Ahora 18.
“La mitad de lo que la gente está pagando por consumos con tarjetas viene de esos planes de compras en cuotas. Y nosotros somos los que absorbemos la tasa para que las cuotas lleguen sin interés al público”, plantearon antes de sugerir calzar la baja de tasas general para este tipo de financiamiento a una revisión al alza de la tasa del 20% que hoy tienen esos programas (sugirieron llevarla al 30%), lo que los funcionarios rechazaron de plano.
“No tiene sentido ese planteo cuando el Gobierno viene impulsando una baja de tasas y ha conseguido una reducción de la inflación”, contestó Kulfas, que estuvo secundado en la reunión por la secretaria de Comercio Interior, Paula Español.
Por lo pronto, la reunión cerró con un compromiso por renovar los planes de compras en cuotas (vencían a fin de marzo), aunque ajustando sus alcances, ya que, según los bancos, hoy permiten a los comercios incluir bienes de consumo importados, como ropa y relojes, “y no es la idea ¿no?”, azuzaron. En eso encontraron eco entre los funcionarios, ya que esos programas buscan además alentar la producción local.